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    Amigos con Memoria...

    La vida es muy peligrosa. Por las personas que hacen el mal, y por las que se sientan a ver lo que pasa.
    Albert Einstein (versión SaiZa)

    Carpe Diem

    No os quedéis impasibles ante las injusticias y las mentiras. Si algo no os gusta, decidlo sin miedo. Por mucho que la gente corrupta de lo políticamente correcto parezca imponer un silencio, ¡no calléis! Pues es mucho lo que está en juego:
    ¡LA LIBERTAD!

    No te dejes vencer por el desaliento

    No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.No te dejes vencer por el desaliento.No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,que es casi un deber.No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión.La vida es desierto y oasis.Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa:Tú puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.No caigas en el peor de los errores: el silencio.La mayoría vive en un silencio espantoso.No te resignes. Huye."Emito mis alaridos por los techos de este mundo",dice el poeta.Valora la belleza de las cosas simples.Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.Eso transforma la vida en un infierno.Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.Vívela intensamente, sin mediocridad.Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.Aprende de quienes puedan enseñarte.Las experiencias de quienes nos precedieron de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida.La sociedad de hoy somos nosotros. Los "poetas vivos".No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas… Walt Whitman.Versión de: Leandro Wolfson

    El Rincón de la Memoria

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"En la Entrega de Premios Dardo se reconoce los valores que cada blogger muestra cada día en su empeño por transmitir valores culturales, éticos, literarios y personales, que en suma, demuestra su creatividad a través de su pensamiento vivo que está y permanece, innato entre sus letras..."

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Tiempo de Memoria


El pasado fin de semana he escuchado en la radio una entrevista a Carlos Fonseca sobre su última novela -“Tiempo de memoria”- en la que desarrolla una ficción histórica basada en un hecho real. Se trata de la conspiración urdida por un joven cabo del ejército que pretendió atentar contra Franco en los inicios de la sublevación militar, pero que no pudo llevarla a efecto porque fue delatado, encarcelado y, al poco tiempo, fusilado.
elplural.com/Gerardo Rivas/21-07-2009

Durante la entrevista entró en antena una descendiente del intrépido cabo que agradeció al escritor su novela, por lo que ésta ha supuesto de reivindicación del nombre de su familiar y de compensación gratificante por los largos años en los que toda su descendencia fue estigmatizada por la sociedad durante la dictadura franquista.

Este joven que pretendió cambiar el rumbo de la historia y que sólo consiguió modificar drástica y definitivamente el de su propia existencia, se llamaba José Rico. Exactamente igual que uno de mis abuelos; el que fue fusilado en Paracuellos unos pocos meses antes que él. Dos víctimas de una misma confrontación cainita pero que tuvieron, y aún tienen, reconocimientos radicalmente distintos en función de su pertenencia a una u otra de las facciones enfrentadas.

El 9 de septiembre del año pasado, en plena discusión sobre la estricta aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, que algunos consideraban, y siguen estimando, de forma negativa porque dicen que reabren viejas heridas ya cicatrizadas, escribí un artículo en este mismo periódico titulado “La herida abierta”. La sobrevenida coincidencia, para mí, del nombre del cabo fusilado con el de mi abuelo y el deseo de que siga permanentemente viva la memoria de aquellos que continúan, después de siete décadas, siendo tan cruelmente recordados por una parte de las Instituciones y de la sociedad, me ha impulsado a reproducir un extracto de aquel artículo:

“A pesar de los años transcurridos tengo una herida abierta en mis entrañas que sigue manando deseos de justicia. Algunos dicen que hay que mirar al futuro y no reabrir las heridas del pasado, pero es que la mía nunca se ha cerrado.

Mi abuelo materno, que se llamaba José Rico, fue asesinado recién iniciada la guerra civil en Paracuellos del Jarama. No obstante, al término de la contienda tuvo todo el reconocimiento del nuevo orden impuesto por las fuerzas sublevadas y a mi abuela le fue concedida, incluso, una administración de loterías en su condición de ‘viuda de guerra’.

Durante mi niñez establecí una relación de profunda animadversión con un chico de mi edad. Su abuelo también había sido víctima del último enfrentamiento entre españoles. Pero con una sustancial diferencia: su abuelo había pertenecido al otro bando y no había sido asesinado, como el mío, sino ajusticiado por traidor a la patria en cumplimiento de una sentencia dictada por un tribunal sumarísimo. Cuando le veía el odio se adueñaba de mi voluntad y mi comportamiento hacia él era todo lo cruel de lo que es capaz una mente infantil que carece de los amortiguadores de la conducta que aparecen con la edad.

No me acuerdo del nombre de mi pequeño enemigo y no he sabido nada de su vida desde que salí del pueblo, al que sólo he vuelto de forma esporádica, pero la deuda que tengo contraída con él por el odio sin sentido que le profesé sólo se saldará con el reconocimiento que se les debe a todos aquellos que durante tantos años sufrieron el desprecio de la sociedad porque ellos, o sus familiares, habían sido leales a una digna causa y la defendieron aún a costa, en ocasiones, de sus propias vidas. Las heridas no se reabren cuando éstas no han sido debidamente cerradas.”

¿Por qué durante más de tres décadas, después de la restauración de la democracia, se ha negado al cabo José Rico, el reconocimiento que sí tuvo mi abuelo? La deuda contraída con aquellos “José Rico” que fueron víctimas “vergonzantes” durante el anterior régimen criminal, se ha ido transmitiendo de generación en generación y sigue tan viva como lo estaba al día siguiente de la muerte del dictador. Una deuda no saldada que se encuentra oculta bajo la tierra en las cunetas o grabada con dolor heredado en el corazón de sus descendientes.

Nunca será tarde para ser el momento del merecido resarcimiento, nunca será tarde para ser tiempo de memoria.

Gerardo Rivas Rico es Licenciado en Ciencias Económicas

LA HERIDA ABIERTA
A pesar de los años transcurridos tengo una herida abierta en mis entrañas que sigue manando deseos de justicia. Algunos dicen que hay que mirar al futuro y no reabrir las heridas del pasado, pero es que la mía nunca se ha cerrado.
elplural.com/Gerardo Rivas/09-09-2008

Mi abuelo materno, que se llamaba José Rico Martí, fue asesinado recién iniciada la guerra civil en Paracuellos del Jarama. Era empresario y dirigía un negocio familiar heredado de su padre Vicente que aún hoy en día perdura. Uno de los trabajadores de esta pequeña empresa con deseos de venganza por rencillas anteriores, encontró el escenario ideal para que fuese señalado, juzgado y ejecutado sin que mediaran fuerzas del orden, juicio o sentencia condenatoria.

Al término de la contienda tuvo todo el reconocimiento del nuevo orden impuesto por las fuerzas sublevadas e, incluso, a mi abuela le fue concedida una administración de loterías en su condición de “viuda de guerra”.

Ni que decir tiene que durante mi niñez, allá por la década de los cincuenta, fui educado en el rechazo total hacia todo aquello que sonara a comunismo, socialismo o república. Franco era el gran salvador de un país que estuvo a punto de caer en las manos demoníacas de las fuerzas del mal y la Iglesia Católica era su máximo valedor.

En este sistema de valores, creencias y sentimientos en el que fui educado no tuvo nada de extraordinario la relación que establecí con un chico de mi edad que militaba en la pandilla del barrio que rivalizaba con la mía en protagonizar las fechorías propias de la edad. Su abuelo, como el mío, también había sido víctima del enfrentamiento cainita entre españoles. Pero con sustanciales diferencias: su abuelo había pertenecido al otro bando, su muerte tuvo lugar en los primeros años de la posguerra y, por último, según era público y notorio, no había sido asesinado sino ajusticiado por traidor a la patria en cumplimiento de una sentencia dictada por un tribunal sumarísimo.

Cuando le veía el odio se adueñaba de mi voluntad y mi comportamiento hacia él era todo lo cruel de lo que es capaz una mente infantil que carece de los amortiguadores de la conducta que aparecen con la edad. Pareciera como si el asesino de mi abuelo se hubiera reencarnado en su persona. Este sentimiento duró desde que tuve uso de razón hasta que empecé a tener conocimiento de lo que realmente había pasado y seguía pasando en aquella oscura España de los años sesenta. En aquel tiempo me enteré de que el abuelo de aquel chico había sido ajusticiado por la fidelidad a sus ideas y por su valentía en defenderlas. Pero ya era demasiado tarde y la herida que me provocó la mala conciencia por mi actitud ha perdurado hasta hoy en día.

No me acuerdo del nombre de mi pequeño enemigo y no he sabido nada de su vida desde que salí del pueblo para iniciar mis estudios universitarios, pero la deuda que tengo contraída con él por el odio sin sentido que le profesé sólo se saldará con el reconocimiento que se les debe a todos aquellos que durante tantos años sufrieron el desprecio de la sociedad porque ellos, o sus familiares, habían sido leales a una digna causa y la defendieron a costa de sus propias vidas. Las heridas no se reabren cuando éstas no han sido debidamente cerradas.

Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas

1 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Es bueno recordar, es bueno reconocer lo errores y es bueno pedir perdón.

También puedes escribirle a Don Ramón para que te lo envíe a otro país, seguro que te encanta su librito de Poemas, él te lo agradecerá. donramon@sinectis.com.ar

NIÑOS ROBADOS

El Rincón de las Miradas

Hola a todos, bienvenidos al Rincón de la Memoria, ¿el porque de ese nombre?, porque para mi es muy importante "No Olvidar", recordar mis raíces, los amigos, las risas, los sueños, las tristezas….recordar cada instante, y no olvidar nunca mis recuerdos.

Un blog de recuerdos de grandes personas e historias, que no deben borrarse de la historia, ni de nuestra Memoria. Un Sitio de encuentros, donde el Olvido y el silencio no tienen la puerta abierta.

Este Blog lo he creado pensando especialmente en dos grandes personas, las cuales admiro muchísimo, son mi buen Amigo Don Ramón de Almagro y Marcos Ana (al cual descubrí un poco más gracias a Don Ramón), Con todo mi cariño hacia ellos.

Y gracias a este Rincón tengo que añadir una extensa lista de amigos entrañables que nunca olvidaré...Andrés Iniesta, Germán, Eva, Carmina, Rafa, kebran y un largo ect.
¡GRACIAS A TODOS!


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